Fernando Cabrera: «Muchacha (Ojos de papel)» de Luis Alberto Spinetta

Muchacha ojos de papel,
¿a dónde vas?
Quédate hasta el alba.

Muchacha pequeños pies,
no corras más.
Quédate hasta el alba.

Sueña un sueño despacito entre mis manos
hasta que por la ventana suba el sol.

Muchacha piel de rayón,
no corras más.
Tu tiempo es hoy.

Y no hables más, muchacha
corazón de tiza.
Cuando todo duerma
te robaré un color.

Muchacha voz de gorrión,
¿a donde vas?
Quédate hasta el día.

Muchacha pechos de miel,
no corras más.
Quedate hasta el día.

Duerme un poco y yo entretanto construiré
un castillo con tu vientre hasta que el sol,
muchacha, te haga reír
hasta llorar, hasta llorar.

Y no hables más, muchacha
corazón de tiza.
Cuando todo duerma
te robaré un color.

Fernando Cabrera
Luis Alberto Spinetta

Fernando Cabrera: «El tiempo está después» (live)

La calle Llupes raya al medio
encuentra Belvedere
El tren saluda desde abajo
con silbos de tristeza
Aquellas filas infinitas
saliendo de central
el empedrado está tapado
pero allí está

La primavera en aquel barrio
se llama soledad
Se llama gritos de ternura
pidiendo para entrar
Y en el apuro está lloviendo
ya no se apretarán
mis lágrimas en tus bolsillos
cambiaste de sacón

Un día nos encontraremos
en otro carnaval
Tendremos suerte si aprendemos
que no hay ningún rincón
que no hay ningún atracadero
que pueda disolver
en su escondite lo que fuimos
el tiempo está después

Fernando Cabrera

Fernando Cabrera: «Méritos y merecimientos» (live)

Cuando se trata de Ud. yo me quedo sin palabras
¡ay mi vieja timidez! que se agazapa en el habla,
cuando se trata de Ud. brisa, canoa del aire,
que se lleva mi canción hecha un silbido que viaja.

Cuando me quedo sin voz frente a sus ojos que esperan
no hago pie con mi pudor y me sumerjo en la niebla
y por enésima vez termino ahogado de miedo
en un lago de temor que Ud. navega ¡hechicera!

Al despertar del calor que me producen sus ojos
todavía está el marrón marroneando mi contorno
reproduciendo el color de sombra color follaje
en este otoño sin sol que abruma igual que los otros

Hoy me detengo a pensar si yo merezco el milagro
de escucharla respirar alguna noche en mi cuarto
reproduciendo el sabor de aquellos sueños salvajes
en que soñándola a Ud. yo revivía de a ratos.

Fernando Cabrera